Mostar. 
Puente Viejo - Stari Most -
(Bosnia y Herzegovina).


Mostar, en Bosnia y Herzegovia, fue mi primer contacto con la cultura musulmana de los Balcanes, cuando vi por primera vez los minaretes de las mezquitas en el horizonte de la ciudad y los primeros edificios con huellas de la guerra.

A la primera casa a la que le presté atención estaba cruzada por la metralla, algunas partes más destruidas, como si hubieran sido golpeados por armas de grueso calibre.



Salí una mañana desde Dubrovnik, Croacia y, encandilado por los folletos turísticos, sólo pensaba en el famoso puente de Stari Most.
Cuando bajamos del micro de turismo en una plaza la primera recomendación que nos dio nuestra guía en español fue que nos cuidáramos de un par de señoras que, camufladas como turistas, se aprovechaban de cualquier distracción para hacerse de algunos bienes ajenos.
Al rato estábamos atravesando una línea imaginaria donde, en la guerra de 1992-93, se separaban los bosnios croatas (católicos) y los bosnios musulmanes. Esa separación no solo fue geográfica sino que muchas familias quedaron realmente dispersadas con sus vínculos quebrados por la guerra.
El camino al Puente Viejo, símbolo de la ciudad, fue entre decenas de edificios con algún daño. Algunos fueron pintados pero luego de más de 20 años de finalizado el conflicto aún conservan las cicatrices.



El puente cruza el río Neretva en medio de un mercado típico para turistas: diversos recuerdos, cerámicas, cafeteras de cobre, collares, tejidos y souvenirs hechos con desechos de guerra.



“Don´t forget 93’”, una instalación en la puerta de un negocio, con restos de obuses destrozados en la guerra.


En una de sus calles escuché un “tac-tac”, entré a un negocio siguiendo el sonido y me encontré con un artesano con martillo y cincel tallando una fuente de bronce. Pregunté si podía hacerle unas fotos (con señas) y también con señas me dio su permiso. Durante los dos minutos que estuve dentro no dejaba de golpear y cantar un rezo al mismo tiempo. Cuando terminé con las fotos le dije HVALA (“Fala”, gracias en bosnio) y salí. Se despidió con una inclinación de su cabeza sin sacar la vista de su trabajo.


Continuaba el tic-tac y el rezo.
Cuando por fin llegué al Stari Most, un grupo de turistas se juntó para ver cómo unos chicos se tiraban al río desde el puente. Comenzó una oferta y regateos mitad en bosnio, mitad en inglés: los chicos querían 25 euros, 1 euro por metro, decían, pero no había caso. No se ponían de acuerdo.
Hice algunas fotos y me alejé del lugar, me resultaba más divertido seguir callejeando un rato a escuchar una demostración bosnia del regateo. Más tarde me enteré que por fin llegaron a un acuerdo y el chico se arrojó finalmente a las frías aguas del Neretva.

                                    


La guía se quejaba de que Bosnia tenías tres presidentes electos por las distintas comunidades: serbios, croatas y bosnios-musulmanes, conocidos como bosniaks. Tres ministros de economía, tres de educación, tres de... y así.
En Mostar existen dos estaciones de bomberos en un mismo cuartel, uno musulmán y otro croata católico: según en qué zona de la ciudad estalle el incendio se ocupará una u otra estación. Lo mismo sucede con los recolectores de residuos, dos estaciones de micros y dos clubes de fútbol.


En lo político hay tres administraciones independientes entre sí, tanto que ni siquiera se ponen de acuerdo en tener una sola bandera nacional. Aún hoy en las elecciones nacionales ganan los nacionalistas de línea más dura pero todas se caracterizan por una gran corrupción. “Etnonacionalismo”, le dicen.
En lo geográfico Bosnia está dividido en dos, la República Srpska (la República Serbia) y una Federación de Bosnia y Herzegovina, musulmana-croata.
Me alejé por una calle dando la espalda al Puente Viejo o Stari most y en ese momento comenzó el salat de la tarde desde la mezquita más cercana.
(Salat o salah es como se llaman los cinco rezos diarios a los que los almucines llaman a los fieles desde los minaretes. Cuando estuve en Mostar los rezos eran a las 5,30, 13, 15, 20,20 y 22hs. y cambian todos los días dependiendo de la salida del sol).



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