El café de la mañana...
... es como una bocanada de fuego en mi garganta, el termómetro dice treinta y tres y la primera oleada de transpiración inaugura una piel recién duchada. La calle medio desierta de las seis y media no dice nada nuevo, el sol hace rato que se está regodeando entre adoquines y basuras nuevas y la cámara de fotos me está esperando aún dormida en el locker de la redacción. Hoy será un corte de calles, otro choque en una autopista o un señor en el conurbano que me va a contar cuál fue su nuevo invento. Y después, editar unas fotos que sean lindas (en foco y bien expuestas) que cuenten más o menos de qué viene la cosa. Agenda: (Voy a tener que revisar unas cuantas miles de fotos del año pasado a ver si pego un puto premio en algún puto concurso y me puedo escapar unos días a conocer New York. No debe haber cosa más excitante que comer un hot dog en el Central Park, pensando en Puerto Madero).